Miré adelante, un oscuro agujero vacío. Sujeté su mano y formulé una pregunta que llevaba rondando mi cabeza desde hacía mucho.
-¿Crees que hago bien?
Me observó durante unos segundos en un profundo silencio, y entonces sonrió.
-Anda, ve. Ve y vuelve a tu vida. Sabes que siempre estaré a tu lado.
Asentí, y entonces crucé.